“La verdad es la primera víctima de la guerra.” La frase atribuida a Esquilo, el creador de la tragedia griega, está hoy más presente que nunca. La guerra en Siria no es una excepción a esta norma no escrita, como tampoco lo fueron la llamada “Revolución bulldozer” (Serbia 2000), “Revolución de las Rosas” (Georgia 2003), “Revolución Naranja” (Ucrania 2004). “Revolución de los Tulipanes” (Kirguistán 2005), “Revolución del cedro” (Líbano 2005) “Revolución Blanca” (Bielorrusia 2006), “Revolución verde” (Irán 2009), “Revolución Twitter” (Moldavia 2009), “Revolución de los jazmines” (Túnez 2010-11), “Primavera árabe” en Libia”, “Primavera ucraniana de la plaza Maidan”… Todos estos procesos políticos tienen nexos en común. El primero, la financiación proveniente de países occidentales, especialmente EEUU, o bien de “filántropos donantes” como George Soros...
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